Un día soleado, el sol estaba deslumbrante.
Mi madre me decía: -menudo solazo, hoy viene con las pilas cargadas al máximo-. Hasta que un día el sol dejó de brillar, mi madre dijo: pobre solecillo, ya no brilla más.
Le pregunté a mi abuelo y le dije: -abuelo, ¿sabes si el sol se apagará cualquier día?- mi abuelo respondió -claro que no, su luz es eterna, como la luz de la luna.
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